En la logística de alimentos, medicamentos y otros productos sensibles a la temperatura, una falla técnica puede representar mucho más que pérdidas económicas. Mantener la cadena de frío en condiciones óptimas es crucial para garantizar la frescura de los alimentos, la eficacia de los medicamentos y la seguridad de los consumidores.
De acuerdo con datos de Flock Freight y Drive Research, en Estados Unidos el 46% de los transportistas ha tenido que descartar un envío completo por problemas de temperatura durante el transporte, con pérdidas que ascienden en promedio a 1.08 millones de kilogramos de alimentos por transportista al año.

Fallas comunes y sus consecuencias
Según Vinilton Souza, líder de Servicios para América Latina en Thermo King, las fallas más frecuentes en sistemas de refrigeración provienen de la falta de mantenimiento preventivo y del servicio técnico insuficiente en la cadena de frío. Entre las más críticas se encuentran:
- Problemas eléctricos: Cortocircuitos, fusibles dañados, alternadores defectuosos o baterías descargadas pueden detener la unidad frigorífica por completo.
- Fugas de refrigerante: Sin el nivel adecuado, es imposible mantener la temperatura requerida.
- Fallas de termostatos y sensores: Una lectura incorrecta puede desbalancear el enfriamiento y comprometer la calidad de los productos.
Estos problemas, aunque en apariencia técnicos, tienen un efecto directo en la salud pública: alimentos en mal estado que llegan al consumidor, medicamentos fuera de rango seguro que pierden eficacia y cargas de alto valor que dejan de ser aptas para su comercialización.
El impacto en la salud y la seguridad
El transporte de productos perecederos va más allá de la eficiencia operativa; se trata de un eslabón crítico para proteger la salud de la población. Un fallo en la cadena de frío puede derivar en:
- Riesgo sanitario por consumo de alimentos dañados: intoxicaciones alimentarias que afectan directamente a consumidores finales.
- Pérdida de efectividad en medicamentos: vacunas y tratamientos que requieren rangos estrictos de temperatura pueden perder su eficacia y poner en riesgo la vida de pacientes.
- Impacto en la confianza del consumidor: una empresa que entrega productos en mal estado compromete su reputación y la fidelidad de sus clientes.

La importancia del mantenimiento preventivo
La evidencia demuestra que gran parte de los problemas puede prevenirse con programas de mantenimiento planificado y monitoreo constante. Implementar controles periódicos en las unidades frigoríficas no solo reduce el riesgo de fallas, sino que también asegura que la carga llegue en condiciones óptimas.
En este sentido, la tecnología de monitoreo remoto está ganando terreno: sensores conectados que permiten seguir la temperatura en tiempo real, alertas automáticas en caso de desviaciones y reportes que facilitan auditorías de calidad.
Eficiencia y responsabilidad empresarial
En un sector donde los márgenes son ajustados, algunos transportistas podrían ver el mantenimiento preventivo como un gasto adicional. Sin embargo, las estadísticas muestran que las pérdidas por cargas dañadas superan ampliamente la inversión necesaria para prevenirlas.
Además, existe un componente de responsabilidad empresarial: garantizar que los productos lleguen en condiciones óptimas no solo es una obligación legal, sino también un compromiso ético con la salud y el bienestar de la sociedad.
Mirando hacia el futuro
La logística de productos perecederos se encuentra en un proceso de modernización. Con la incorporación de inteligencia artificial, análisis predictivo y sistemas de monitoreo avanzados, se busca no solo detectar fallas, sino anticiparlas.
Para los transportistas y operadores logísticos, la clave será adoptar una visión integral: invertir en tecnología, capacitar al personal y reforzar la cultura de prevención. De esta forma, podrán reducir las pérdidas, mejorar su rentabilidad y, sobre todo, asegurar que los alimentos y medicamentos lleguen en condiciones seguras a los consumidores.